por Gerardo Gómez Muñoz
La semana pasada ante un encuentro multitudinario en Ayacucho con motivo del homenaje al ex intendente Pablo Zubiaurre que decidió renunciar al cargo, el tema casi obligado por voluntaria decisión de muchos jefes comunales bonaerenses fue la inquietud y el consiguiente rechazo “al atropello” a Mar del Plata, donde el PRO pretendía implantar un candidato. Se dijo allí que ignorar los votos radicales en esa plaza fuerte anticiparía una decisión similar en los municipios más pequeños bajo gestión de la UCR. Máxime si igual tesitura se vaticinaba para La Plata y Bahía Blanca.
En la misma localidad de la Quinta Sección Electoral, se supo que el malestar del más fuerte de los asociados de Cambiemos se sentiría en la convocatoria de la Juventud Radical bonaerense que invitaba a un encuentro “ampliado” que analizaría la situación. Pese a las dudas de algunos, en esta reunión del martes pasado y aún con la presencia del vicegobernador, Daniel Salvador, el reclamo para obtener más respeto, presencia y participación de la UCR fue enérgico.
El “verso protocolar” de que se trataba del plan de actividades para el año, fue casi “para la gilada”. La cuestión desde el vamos fue frenar una presunta intención del PRO de ir “acotando al radicalismo a fin de que crezca el PRO” como se advierte descaradamente en Mar del Plata, en casi todos los distritos del Conurbano y en los más poblados del interior bonaerense.
Por su parte, el presidente del comité distrital de la UCR, Mario Rodríguez, fue terminante al manifestar que el partido no tolerará la imposición de un candidato ni la eliminación de listas. Y como para dejar aún más claro que se apunta a la “invasión territorial” del PRO y no a “Cambiemos” repudió las actitudes de Montenegro en menoscabo de la representación institucional del intendente.
Sobraron los timbres
Las fotos rápidamente aparecieron el sábado para impresionar por el número de entusiastas participantes del timbreo en zonas céntricas (en los barrios podría haber mucho barro por lluvias pasadas). Pero no decían nada de la ausencia organizada que superó a la intención de lograr resultados que hablaran del entusiasmo. Favor que el oficialismo estaría perdiendo a manos de los tarifazos, inflación, importaciones lesivas para el empresariado nacional, etc.
Por si fuera poco, la propia dirigencia de la asociación que lidera el PRO mostró toda la artillería montada para apoderarse de la plaza más importante del interior provincial. Pero sin lograr tapar el hueco inmenso que dejó -con escasas y muy estratégicas presencias- la UCR y el arroyismo, a cuyos funcionarios, concejales y referentes, según se supo, se les amenazó para que no participaran. Y tampoco lo hizo el “lilismo” de la Coalición Cívica. Sólo se vio al macrista puro, concejal Guillermo Volponi.
Hubo sí una cuidada intervención de Vilma Baragiola que no piensa bajarse de su candidatura avalada por los más de 180 mil votos del año pasado y pretende seguir siendo no sólo la figura del radicalismo sino de todo Cambiemos.
La acompañó, muy disciplinada Cristina Coria, con el mismo enfoque: “No rendirse ni sacar los pies del plato”.
Esto no alcanzó para disimular el conflicto patentizado con la ausencia de todo otro radical, incluido el sector juvenil, el histórico, Franja Morada y las figuras más prominentes.
Maximiliano Abad, dicen sus más cercanos, tenía programada una obligación social: el casamiento de un cuñado en Rosario. Nunca lo van a encontrar en descampado y con lluvia al titular del bloque de diputados, de todas maneras, tampoco se vio a nadie de su entorno y menos a gente tan ágil como Tato Serebrinsky.
En el PRO la figura infaltable para su identificación a través de los medios, Guillermo Chamorro que, como se verá líneas más abajo, fue protagonista de un duro enfrentamiento que le planteó el intendente Carlos Arroyo, cada vez más belicoso con libreto de su asesor “Pirincho” y el elenco de los” Cazafantasmas”.
Alguien que se viene ganando atención en las máximas miradas del gobierno provincial, Lucas Fiorini, fue con Montenegro, una figura central por su cercanía con el poder provincial. Sabía dónde lo querían ver y debía estar, como sucedió todo el verano.Y atención que lo guía no sólo el ministro de Gobierno Joaquín de la Torre. También allí muy a la vista estuvo el concejal Alejandro Carrancio, también de la “pata peronista”.
Arroyo se pinta la cara
Rememorando sus no muy lejanos tiempos de cruzado de los ex guerreros “carapintadas”, derivados a la épica verbal de la política como Rico, Seineldín y Breide Obeid, nuestro intendente decidió salir a plantearle lucha a Guillermo Montenegro. Con su habitual verborragia aclaró que no aceptará que le instalen un virrey y que él mismo será el próximo intendente porque será reelegido. Un acto que, más que de grandeza, pareció un exabrupto uniformado.
A esas alturas ya era evidente que los patrocinadores del derrotado de San Isidro estaban tirando cohetes al aire, algo costoso desde el enfoque económico, pero más desde el ángulo político. Porque todo se hacía en un verano donde los votantes que abundaban y curioseaban eran de otros otros distritos y provincias.
Los “Durán Barba” platenses, desesperados por la apatía obediente del silencioso precandidato, encontraron otra veta: responder abiertamente con agravios y descortesías mínimas al taciturno jefe comunal.
En las últimas semanas “los pirinchos” ruidosos del elenco de “cazafantasmas” que asesora “a la víctima” decidió que se debía pasar al ataque. Y Arroyo contestó que el de San Isidro aparecía como elemento ornamental para anunciar obras o traer financiación.
A los pocos días hubo otro destrato a cargo del ministro de Transportes de la Nación, Guillermo Dietrich, y del nuevo vecino marplatense.
Allí comenzó una serie más dura de respuestas por parte de Arroyo, a lo cual sobrevino la prohibición a su elenco -bajo apercibimiento de ser dejados de lado- si aparecían posando junto a Montenegro. Fue así como el sábado pasado, ningún miembro de la casi marcial “Agrupación Atlántica” asistió al timbreo.
Cambiemos, una bolsa de gatos
Quien maneja la política oficial o quiere destruir a la alianza gobernante, convencido que se quedará casi con todo, o es un “ceo” que salió de Ingeniería convencido de que la política es el simple armado de un mecano.
La situación data de los impresentables tiempos del Toti Flores, que fuera un antepasado de la realización “invisible” como el crecimiento que imagina Mauricio Macri.
Plantado desde arriba como secretario de Bienestar Social, también de arriba se llevó varios centenares de miles de pesos, porque nunca en todo el tiempo que estuvo sumó un mes de asistencia a su trabajo.
Vino luego una sucesión de monitoreadores y vigías de la incompetencia de Arroyo. Ahora está Hernán Mourelle que con otro Hernán que de pronto emergió como el hombre fuerte del entorno del intendente, sin eclipsar al hijo Guillermito ni al querido ex yerno Mauricio, hacen de las suyas. Esto no es otra cosa que pelear con medio mundo y crear problemas casi insolubles en escenarios donde se perjudica a demasiada gente.
Un rápido mapeo convendría iniciarse en el IOMA, donde se asiste a miles de personas y se pretendió negar la cuantía de la deuda y cargar la culpa a los de antes. Se negó el monto de once palos, hoy ya registrada en más del doble y con la Justicia interviniendo.
Fuego amigo
Ahora la concejal propia, Cristina Coria, denuncia que Mourelle presiona a Constanzo, contador municipal, para que no sea exacto en sus informes y cuya inexactitud lo pondría a tiro del Tribunal provincial correspondiente.
El caso ya preocupa a todo el Concejo Deliberante.
Otra denuncia de parte de un concejal oficialista revela que el enfrentamiento entre representantes de partidos del gobierno entorpece el funcionamiento del Consejo Escolar.
El concejal Alejandro Carrancio, de propia tropa, declara que el demoradísimo tema del ordenamiento fiscal no camina porque Mourelle no lo mueve.Y para qué hablar de lo que se quiso hacer para manejar la gravísima situación de la basura a punto de comprometer la salubridad de Mar del Plata…
Uno cansado otro espera
La presencia de Emiliano Giri en el timbreo del sábado dio pie a diversas presunciones en los comentarios políticos. Se lo consideraba un activo integrante del entorno arroyista y de pronto, cuando el intendente prohibió a sus amigos sumarse a esa movilización, él hizo lo contrario.
Ocurre que Giri, que aguarda pacientemente un regreso al palacio, se habría cansado de esperar sin éxito y por ello habría optado por acercarse al gobierno provincial y a Montenegro.
Otro caso sería, según las versiones, la situación del abogado Andrés Barbieri que sería aupado desde las sombras por manos que mejor se mueven en las penumbras. Primero trascendió su nominación para la Secretaría de Gobierno. Luego para el puesto y el sueldo que dejó Loria. Y ahora para el Juzgado de Faltas, pero con el preparativo de organizaciones de los derecho humanos para enfrentarla, tal nominación tampoco pasaría fácilmente por el Concejo Deliberante. Sí, en cambio, la de Gustavo Gil de Muro.